Alice Liddell, la niña detrás del espejo
En la historia de la literatura, pocos personajes infantiles han sido tan memorables como Alicia, la curiosa y valiente protagonista de Alicia en el País de las Maravillas (1865). Sin embargo, no todos saben que detrás de esa figura ficticia se encontraba una niña real: Alice Pleasance Liddell, musa e inspiración de Lewis Carroll, seudónimo del escritor y matemático Charles Lutwidge Dodgson.
Alice Liddell nació el 4 de mayo de 1852 en Oxford, Inglaterra. Era hija de Henry Liddell, decano del Christ Church College —una figura destacada del mundo académico victoriano— y de Lorina Reeve Liddell. Creció en un entorno privilegiado y rodeada de arte, religión y erudición, junto a sus hermanos y hermanas.
Fue en este contexto donde conoció a Charles Dodgson, quien trabajaba como profesor de matemáticas en el mismo college. Dodgson era además un apasionado fotógrafo y un hombre de una sensibilidad particular hacia el mundo de la infancia. En 1856, cuando Alice tenía apenas cuatro años, comenzó una estrecha amistad con la familia Liddell, especialmente con Alice y sus hermanas mayores, Lorina y Edith.
El momento decisivo ocurrió el 4 de julio de 1862, durante un paseo en bote por el río Támesis, entre Oxford y Godstow. Mientras remaban, Dodgson improvisó un cuento para entretener a las niñas, y su protagonista era una niña llamada Alicia que caía por una madriguera de conejo hacia un mundo extraño y fascinante.
La historia encantó especialmente a Alice, quien le pidió a Dodgson que la escribiera. Un par de años después, él le entregó un manuscrito ilustrado y encuadernado a mano titulado «Alice’s Adventures Under Ground«. Poco después, revisó y amplió la obra para su publicación con el título definitivo: «Alice’s Adventures in Wonderland» (Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas» (1865), seguido por su secuela, «Through the Looking-Glass» (A través del espejo» (1871).
Aunque Alice Liddell sirvió de inspiración para el nombre y algunas características de la protagonista, la Alicia literaria no es un retrato directo de la niña real. Carroll creó una figura idealizada de la infancia: curiosa, inteligente, crítica, juguetona. El personaje representa, en muchos sentidos, la visión de Dodgson sobre la inocencia, la imaginación y la libertad de pensamiento.
En 1863, de manera inesperada, la relación entre Dodgson y la familia Liddell se enfrió abruptamente. No se conservan pruebas concluyentes sobre el motivo, y los biógrafos han especulado sobre posibles tensiones sociales, celos, rumores o simples cambios de circunstancias. Dodgson continuó escribiendo y publicando, pero el contacto con Alice se volvió más esporádico.
Alice Liddell creció y, en 1880, se casó con Reginald Hargreaves, un jugador de cricket y hombre de sociedad. Tuvieron tres hijos, aunque dos de ellos murieron durante la Primera Guerra Mundial, lo que fue un duro golpe para ella.
En 1928, vendió en subasta el manuscrito original que Carroll le había regalado —posiblemente por necesidad económica—. Fue adquirido por un coleccionista estadounidense, pero más tarde retornó al Reino Unido y hoy se conserva en la Biblioteca Británica.
Durante una visita a Estados Unidos en 1932, Alice fue celebrada como la “Alicia original”, en conmemoración del centenario del nacimiento de Carroll. Ya anciana, fue testigo del estatus casi mítico que había alcanzado su alter ego literario.
Alice Liddell falleció el 16 de noviembre de 1934, a los 82 años, dejando atrás una vida que, sin proponérselo, quedó eternamente ligada a una de las obras más emblemáticas de la literatura universal.
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