Ruta Nicoya – Playa Naranjo
Partimos de la Iglesia colonial de Nicoya (km 0), punto inicial de este recorrido, la salida del centro es por la radial, donde se aprecian diferentes servicios como gasolineras, talleres, restaurantes y locales comerciales; al llegar al cruce con la calle principal (ruta nacional 21), se vira a la derecha para ingresar a una vía en excelente estado, sin demarcación horizontal, la cual transita por lomas en las que sobresalen varios proyectos de reforestación, y algunos potreros ganaderos.
Luego de 14 kilómetros en los que no hay variaciones o referencias importantes llegamos al cruce de Hojancha, región famosa en la península por sus condiciones topográficas y microclimáticas muy similares a las del Valle Central, de hecho una de sus principales actividades agrícolas es el cultivo del café; nuestra ruta, hacia el sudeste, continúa por la carretera asfaltada, y muy pronto (km 15) aparece al cruce que lleva hacia el Puente La Amistad, sobre el Río Tempisque, otra opción para llegar a la Interamericana Norte; los dos cruces antes mencionados presentan buena señalización.
Continuando por esta calle arribamos en el kilómetro 18 al proyecto melonero de la Ceiba, quizás el más grande de la región, y que en verano destaca por sus extensas áreas cultivadas de melón tipo Cantaloupe, así como la gran cantidad de mano de obra que utiliza, durante el invierno las tierras quedan en barbecho y la actividad es mínima.
En el kilómetro 21 la calle asciende un poco, por lo que se aprecian a lo lejos las montañas del Parque Nacional Barra Honda, y en el horizonte el Golfo de Nicoya por el sector de Isla Chira, así como el estuario del Tempisque. Es en este sector (km 25) donde aparecen algunos huecos en la vía, que aunque no muy profundos si obligan a zigzaguear para no maltratar el vehículo, destaca también el puente metálico más grande de la ruta, ubicado sobre el cauce del río Morote; a medida que avanzamos los grupos de huecos se hacen más frecuentes, por lo que es necesario poner atención.
A los 32 kilómetros llegamos al cruce donde se abandona la ruta principal que lleva a Carmona (antes Nandayure), virando a la izquierda, sin embargo la nueva calle está en muy buen estado y con adecuada demarcación en sus primeros kilómetros, desde aquí es posible apreciar los diferentes cerros de Nandayure y varios potreros ganaderos muy bonitos en los que destacan imponentes árboles de Guanacaste a ambos lados de la calle, brindando sombra a la carretera mientras se transita por los poblados de San Pablo y Pavones, donde hay una nueva estación de servicio, bastante grande.
Al pasar Pavones (km 41) la situación se complica un poco, el asfalto se acaba y entramos a carretera lastreada, precisamente en el lugar donde están los nuevos viveros e instalaciones de empaque de la compañía Dole, responsable en alguna medida del crecimiento económico que presenta la zona en los últimos tres años, pues dieron inicio a un proyecto agroindustrial en el que involucran a medianos y pequeños productores de la región, en cultivos como melón, sandía, minivegetales, cucurbitáceas y maíz entre otros.
El fin del asfalto coincide aproximadamente con la salida de la provincia de Guanacaste y el ingreso a la de Puntarenas, y es en cierta forma un reflejo del abandono político al cual el sector septentrional de la península se vio sometido por muchos años, aunque en la actualidad existen diversas iniciativas gubernamentales y privadas que buscan superar esa situación, partiendo de la opción del cantonato para la península.
La calle sigue lastreada y con muchas ondulaciones, obligando a reducir la velocidad, aparecen de vez en cuando (km 46) algunos tramos cortos de asfalto, indicadores de que en algún momento existió carretera, aquí está el cruce de Corozal, importante por sus cultivos de melón, sandía y mango, este último por una iniciativa de diversificación impulsada hace varios años por Conaprosal, para aumentar la capacidad productiva de sus asociados; en el cruce de Corozal se retoma de nuevo el asfalto. En el km 51 comienzan a verse a la izquierda las pilas salineras, el manglar de los esteros y la costa, evidencia de las actividades tradicionales de la zona: obtención de sal mediante evaporación solar del agua marina, pesca artesanal y extracción de algunos moluscos (chuchecas).
El camino llega finalmente a Jicaral, centro comercial de esta parte de la península, poblado que en los últimos años creció bastante, destacando la Iglesia nueva, gasolinera, hospedajes, restaurantes, así como las oficinas de diferentes entidades responsables del auge económico y forestal de la zona, entre las que destaca CONAPROSAL; la calle asfaltada atraviesa el pueblo, pero al llegar al cementerio se acaba de nuevo el asfalto, entrando a una calle lastreada en la que se puede transitar a 50 kph sin mayor problema.
Luego de Jicaral y a ambos lados de la calle lo que hay son potreros ganaderos, las cuales destacan porque al final del verano el pasto es muy escaso, y por la infinidad de malinches floreados, que brindan un respiro al paisaje algo inhóspito en este tramo, además en algunos de los ascensos se puede apreciar el mar y la isla Venado, el lastre en este sector es de aproximadamente diez kilómetros, y se acaba en el kilómetro 65 donde retomamos de nuevo al asfalto cuando se ingresa al poblado de Lepanto.
Al llegar al kilómetro 71 está Cabo Blanco de Jicaral, lugar que antes no tenía mayor importancia regional, pero que en la actualidad tiene la planta empacadora de melón de DOLE, y es el asiento de diferentes proyectos hoteleros, lo cual le permitió crecer rápidamente, de hecho en los siguientes 4 kilómetros se aprecian a orilla de la calle hoteles y cabinas de diferentes categorías, y que son muy utilizados, por turistas que cruzan el golfo para pernoctar.
Finalmente llegamos al cruce de Playa Naranjo, si seguimos derecho la calle lleva a Paquera, Tambor y Cóbano; en este cruce hay una gasolinera, en ella nos desviamos a la izquierda, para ingresar a Playa Naranjo (km 75) donde está el embarcadero del transbordador de CONATRAMAR, que permite atravesar el golfo hasta Puntarenas, es una travesía que en condiciones normales dura una hora y quince minutos.
De Playa Naranjo se aprecia el hermoso paisaje del Golfo de Nicoya, en el que sobresalen las islas de Venado, Caballo y San Lucas, así como el mal aspecto que brindan los viejos transbordadores ahora encallados y parcialmente hundidos en la ensenada de Playa Naranjo. El horario de salidas del Ferry es bueno consultarlo con anterioridad, pues varía dependiendo de las épocas, especialmente ahora que ya se abrió el puente sobre el río Tempisque.
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