San Isidro – Dominical
Salimos del estadio de San Isidro en Pérez Zeledón (km 0; 700 msnm), con rumbo sur, hasta encontrar la escuela de enseñanza especial, donde es fácil ubicarnos sobre la ruta principal, de asfalto – el cual no se abandonará en todo el recorrido -, esta es la principal vía para veraneo de los isidreños, ya que es el camino más corto hacia la costa Pacífica.
El mejor indicador de que la ruta es correcta son los tanques de tratamiento de aguas negras (km 1) los cuales mejor no volver a ver mucho, pues los mismos están bajo el nivel de la calle lo que permite apreciar «detalles» no muy agradables, luego de los tanques aparece un barrio densamente poblado llamado el Hoyón que termina en el beneficio de café de CoopeAgri (km 2), – dicha cooperativa es el principal grupo organizado de la región -, a partir de este lugar empieza el primer ascenso, que se mantiene hasta el puente metálico grande que cruza el río Pacuar, y también sirve de entrada a La Palma (km 5), poblado grande y pintoresco donde podemos decir con propiedad que comienza el fuerte ascenso, la calle serpentea por lomas que pertenecen a la cuenca del río Pacuar, por lo que la vista hacia la izquierda es cada vez más amplia, abarcando el valle donde se asienta San Isidro, así como los poblados y fincas ubicadas al oeste de la carretera interamericana (en el sector de Palmares y Repunta), sobresaliendo el río mismo, que domina el panorama al circular entre lomas cubiertas de cafetales.
Tras 8 kilómetros la calle se separa de esta cuenca y enfila hacia la parte alta de las montañas que separan el Valle del General de la costa Pacífica, (montándose sobre la fila), donde se ubican varios «planos» en los que destacan varias ventas de frutas; en la parte más alta de la calle (1200 msnm) se puede ver a ambos lados la presencia de dos pequeños valles, más conspicuo el de la derecha, donde se aprecia bastante actividad agrícola, y sirve de asiento a poblados como el Guabo, Caña Blanca y Magnolia.
El descenso comienza de forma abrupta (km 12) y poco después aparecen los pueblos de Alfombra y Tinamaste (km 15), rodeados ambos de cafetales y árboles frutales en un pequeño llano, cuyas acogedoras casas regalan al viajero sabrosos aromas a comida casera; luego de ambos poblados hay otro fuerte descenso, con curvas muy cerradas que se mantiene hasta Platanillo (km 20) donde llama la atención un curioso puente de hamaca peatonal que cruza la calle principal frente a la escuela, construido para evitar accidentes a los niños, principal tesoro de todo pueblo.
Después de Platanillo hay un fuerte descenso que tiene dos lugares turísticos: la catarata Nauyaca y un balneario (km 23), ambos con su entrada bien señalizada; al seguir bajando aparece un sector de derrumbes (km 26), que impresiona al viajero por la presencia de grandes piedras a orilla de la calle, las mismas han caído del inestable cerro ubicado al costado derecho de la vía, este punto fue muy dañado en tiempos del huracán César, de hecho el paso se interrumpió en aquel entonces, y la calle mantuvo los daños por mucho tiempo, hoy está de nuevo asfaltada y en excelentes condiciones.
El descenso termina en el pueblo Barú (km 27; 40 msnm) donde la vegetación y el clima caluroso indican al viajero que el final de la ruta está cerca, aquí hay una plantación grande de árboles de teca y el puente metálico sobre el río Guabo (km 29) límite provincial entre San José y Puntarenas.
Luego de una curva aparece inesperadamente el cruce de la costanera (km 32), donde hacia la derecha se indica la distancia hasta Quepos (a 39 kilómetros) pasando primero por los poblados de Hatillo, Matapalo y Savegre, por una ruta lastreada que está en mal estado, en la que los puentes «Bailey» colocados provisionalmente durante el huracán César aún se mantienen sirviendo a la comunidad. En este cruce se vira a la izquierda para ingresar al puente sobre el río Barú, desde donde se aprecia su desembocadura y la costa ya muy cercana, al salir del puente hay una pequeña calle lastreada (km 33) que es el ingreso a Dominical, centro turístico tradicional de la región.
En Dominical hay muchos atractivos como la playa misma, caletas, miradores, restaurantes y hospedajes para todos los presupuestos y gustos; es precisamente aquí donde termina el recorrido, para buscar algún punto donde disfrutar las posibilidades que brinda este hermoso lugar.
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