La ruta de la vida (Carretera Braulio Carrillo)
Cada vez que oigo o leo en nuestros medios de información aplicar el peyorativo epíteto: «Ruta de la Muerte» a la carretera Braulio Carrillo siento que se comete una injusticia de gran magnitud. No dudo que al revisar la estadística de los últimos años aparezca como la vía que ha cobrado el mayor número de víctimas en accidentes de tránsito, a lo cual se suma la soledad de sus parajes que incentiva ocultar en ella los cuerpos de personas ultimadas en otros lugares. Sin embargo defiendo la siguiente premisa:
…por grande que sea el número de los que han muerto o cuyos restos terminaron en este sector, nunca podrá igualar el inconmensurable derroche de vida con el que la naturaleza premia a aquellos que al circular por aquí son capaces de apreciar algo más que el asfalto».
Nuestra ruta comienza en el peaje nuevo (km 0), instalado ahora fuera del parque, punto donde hay un ascenso desde el cual pueden observarse a la derecha los potreros de kikuyo que forman múltiples fincas lecheras ubicadas en la parte alta de los cantones de Moravia y Coronado (Paso de la Palma), mientras que a la izquierda se ven, como preámbulo del recorrido, los cerros Chompipe, Delicias, Tibás, Turú, Zurquí y Hondura, en su cima cubiertos de vegetación pues estos montes son el límite sur del Parque Nacional Braulio Carrillo, compuesto por aproximadamente 46.000 hectáreas de vegetación siempreverde, en un bosque pluvial en el que las copiosas y persistentes lluvias (2500 a 8000 mm anuales) permiten sostener gran diversidad de vida.
El Parque Nacional Braulio Carrillo es famoso por la existencia de algunas especies endémicas, como el sapo Bufo holdridgei, bautizado así en honor a L. Holdridge incansable Investigador biológico, quien en este parque completó gran parte de su labor. Otras especies presentes son las culebras, entre las que destaca la Matabuey (la serpiente venenosa más grande de América), el parque también es importante en mastofauna como monos, dantas, jaguares, león breñero, venados, tepezcuintles, pizotes, martillas, perezosos, y guatusas; hay que mencionar también la avifauna, compuesta por más de 400 especies descritas, como el pájaro campana, pavas, calandrias, yigüirros, jilgueros y quetzales.
La fauna entomológica es riquísima en este parque, pero quizás la especie más común para el que circula por la carretera es el lepidóptero Morpho sp hermosa mariposa de alas color azul metálico que constantemente se le ve volando por entre la vegetación. Pero lo más abundante, y que nos acompañará en todo el recorrido son las más de 6000 especies de plantas presentes, de las cuales gran cantidad son árboles siempreverdes entre los que sobresalen: roble, cipresillo, ojoche, olivo, alcanfor, botarrama, nazareno, canfín, manú, caoba, gavilán, y ceiba, entre otros.
En el kilómetro 3 del recorrido diferentes rótulos señalan el límite de la reserva, rótulos innecesarios, pues la vegetación es un claro indicador de que estamos ingresando a una zona en la que la naturaleza se viste espléndida en sí misma, convirtiendo la carretera en el elemento disonante del paisaje; al llegar al punto más alto del recorrido (km 4), donde estaba la caseta de peaje (1660 msnm), aparece la imponente vista frontal del cerro Hondura, pues sus 2047 metros de altura totalmente cubiertos de vegetación se convierten en relajante recibimiento para el viajero, aquí comienza un descenso que nos hará pasar por las instalaciones de control y coordinación de emergencias y luego de varias curvas pronunciadas llegar a la boca del túnel Zurquí (km 6), el cual (como dato curioso) no atraviesa al cerro Zurquí, sino que es una perforación construida en el cerro Hondura; el Zurquí (2010 msnm) puede apreciarse a la izquierda. El paso por el túnel es una experiencia diferente, especialmente ahora que está iluminado, con lo que se aprecia mucho mejor su parte interna.
Poco después del túnel hay una zona de aparcaderos con lastre (km 8), que es conveniente convertirla en parada obligatoria, pues si el día está despejado es el único punto de la ruta desde el cual se puede apreciar, a lo lejos, hacia el oeste los espaldones que componen la parte trasera de los cerros Delicias (2290 msnm) y Tibás (2179 msnm), que en su parte inferior tienen el sector conocido como Bajos del Tigre, cuyo acceso, igual que al cerro Achiotillal es por el sector del Monte de la Cruz, al norte de Heredia, bordeando el cerro Chompipe por una trocha abandonada, que se interna en la montaña, buscando la cuenca superior del Patria, sector donde es común que exploradores inexpertos se extravíen.
Desde los aparcaderos se aprecia hacia el este el cauce del río La Hondura, impresionante cañón cubierto de vegetación, delimitado por altos barrancos, que tienen en su parte inferior el conocido Bajo de la Hondura, al cual se llega por el sector de San Jerónimo de Moravia, pues por aquí pasaba la ruta del antiguo camino de Carrillo, quien en 1840 hizo grandes esfuerzos por establecer una ruta que uniera el Valle Central con Matina en el Atlántico, en este punto también se aprecia a lo lejos, hacia el sudeste, la pared norte del Volcán Irazú, en algunos partes dominada por las lecherías del sector de San Gerardo.
En el kilómetro 10 de nuestro recorrido llegamos a Ventanas, lugar donde la calle se pasa de cuenca, ingresando a la del río Patria, aquí comienza un fuerte descenso dominado a la izquierda por la impresionante vista del cañón, hay varios miradores desde los cuales el panorama es impresionante siendo los mejores los que están en el kilómetro 14 desde los cuales pueden apreciarse varias cataratas que caen en paredes cubiertas de vegetación.
Luego de los miradores la carretera deja la fila y a partir de aquí llama la atención en los diversos espaldones (ocasionados por la construcción de la vía o por posteriores derrumbes), la fuerte regeneración natural que se presenta, donde musgos, líquenes y plantas colonizadoras como china, sombrilla de pobre, helechos, helechos arborescentes, palmas, guarumo y gavilanes entre otros van restableciendo la vegetación.
Terminamos el descenso más pronunciado al llegar al puente sobre el Río Sucio (470 msnm), ubicado en el punto exacto donde confluyen el río Hondura de aguas cristalinas y el río Sucio de aguas color amarillo intenso, por su origen sulfuroso, ya que este río nace en la parte alta del Volcán Irazú, (la confluencia de ambos ríos es el vértice donde se unen las provincias de San José, Cartago y Limón); al final del puente hay un aparcadero, por lo que es común ver turistas en el puente apreciando el paisaje.
Seguimos en ruta y en el km 31 descendemos a Quebrada González donde hay un puesto del Servicio de Parques Nacionales, en el que es posible obtener información de la zona y además el punto de partida de varios senderos que permiten un ingreso seguro a la zona montañosa cercana. Luego de este lugar la carretera sale del parque nacional e ingresa a una zona de amortiguamiento forestal, donde existen varios proyectos de ecoturismo (km 34) como las Heliconias (para observación de mariposas) o el teleférico (para observación del dosel superior del bosque). Dos kilómetros abajo (km 36) se aprecia la primera loma deforestada, indicador claro de que nuestra ruta está terminando, lo cual se reafirma cuando a orilla de la carretera vemos varias vallas publicitarias, la mayoría de agroquímicos.
En el kilómetro 38 el horizonte se abre con vista franca de toda la región Atlántica, incluido el litoral, y luego de un pequeño descenso arribamos al cruce de Río Frío (242 msnm) punto final de nuestro recorrido (km 41), hoy mencionado como el punto de ingreso a la zona, pero que antes de la construcción de la carretera era considerado como el extremo final de la zona atlántica, aquí no era posible llegar desde el sector de Guápiles, sino que el único acceso era un andarivel que cruzaba el Río Sucio desde el sector de Río Frío, zona bananera a la cual se llegaba sólo por tren (con puente en Ticabán) o por carretera (después de 7 horas de viaje) pasando por Vara Blanca y Puerto Viejo de Sarapiquí.
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