Capítulo 9 – EL GATO DE CHESHIRE
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¡COMPLETAMENTE sola, sola! ¡pobre Alicia! ¡Ni un Bebé, ni siquiera un Cerdo para hacerle compañía!
Así que puedes creerme que se alegró muchísimo cuando vio al Gato de Cheshire, subido en la rama de un árbol.
El Gato tiene una sonrisa agradable, no lo dudes; ¡pero fíjate qué cantidad de dientes tiene! ¿No crees que Alicia está un poco tímida con él?
Pues sí, un poquito. Pero claro, ya sabes, él no podía dejar de tener dientes: y para dejar de sonreir habría tenido que estar de mal humor. De manera que, teniendo todo en cuenta, Alicia lo prefería así.
¿Verdad que Alicia está muy formalita, con la cabeza tan levantada y las manos atrás, como si fuera a recitarle una lección al Gato?
Esto me recuerda algo. Quiero enseñarte una pequeña lección, aprovechando este dibujo de Alicia y el Gato. ¡Pero querida Niña, no te pongas de mal humor por eso! ¡Es una lección cortísima!
¿Ves esa planta roja que crece junto al árbol? Pues se le llama Dedalera. ¿Y sabes que algunos la llaman «guante de zorra»? Quizá pienses que es un guante que se hace con la piel de la zorra. Pues no, la palabra correcta es «guante de la gente» por referencia a las hadas que antiguamente se llamaban «la buena gente».
Ya hemos terminado la lección, y esperemos un minuto para que recuperes tu buen humor de nuevo.
¿Y bien? ¿Estás ya de buen humor? ¿Sin rabietas? ¿Sin ceños fruncidos? Pues seguimos. «¡Minino de Cheshire!» dijo Alicia (¿no es un nombre muy bonito para un gato?) «¿Querrías decirme hacia dónde debo ir desde aquí?»
El Gato de Cheshire le dijo en qué dirección debía ir si quería visitar al Sombrerero, y en qué dirección ir para visitar a la Liebre de Marzo. «¡Los dos están locos!», dijo el Gato.
¡Y a continuación el Gato desapareció, lo mismo que la llama de una vela cuando se apaga!
De modo que Alicia se encaminó a visitar a la Liebre de Marzo. ¡Y por el camino se encontró otra vez al Gato! Y le dijo que no le gustaba verle aparecer y desaparecer tan deprisa.
Así que esta vez el Gato desapareció lentamente, empezando por el rabo y terminando por la sonrisa. Eso sí que es una cosa rara, una sonrisa sin Gato. ¿Te gustaría verlo?
Si levantas la esquina de esta hoja, tendrá a Alicia mirando a la Sonrisa: ¿ya que no parece más asustada que cuando miraba al Gato?
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