Capítulo 4 – LA CARRERA SIN META
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Bueno, y a todo esto no tenían la menor idea de cómo podrían secarse. Pero el Dodo –que era un pájaro muy listo– les dijo que lo más adecuado era hacer una carrera sin meta. ¿Y qué crees que era eso?
¿Qué no lo sabes? ¡Pues sí que eres ignorante! ¡Ahora presta mucha atención y pronto remediaré tu ignorancia!
En primer lugar hay que tener una pista para la carrera. Debe ser de forma más bien circular, pero la forma no importa mucho siempre que dé un rodeo bastante grande y acabe volviendo al punto de partida.
A continuación se colocan todos los corredores sobre la pista, aquí y allá; no importa dónde, lo que hace falta es que no queden todos agrupados.
Después no hace falta decir «¡a la una, a las dos y a las tres!», sino que se les deja que se pongan a correr cuando quieran, y que lo dejen cuando les parezca.
De manera que todas estas criaturas, y también Alicia, estuvieron corriendo por la pista hasta que se secaron por completo. ¡Y entonces el Dodo dijo que todos habían ganado y que todos debían recibir un premio!
Y claro, Alicia tuvo que darles sus premios. Y no tenía nada que darles sino unos pocos dulces que casualmente llevaba en el bolsillo. Y hubo exáctamente uno para cada uno. ¡Pero no quedaba premio para Alicia!
¿Qué crees que hicieron? A Alicia sólo le quedaba su dedal. Ahora mira el dibujo, y verás lo que pasó.
«Dame eso», –dijo el Dodo.
Entonces el Dodo tomó el dedal y se lo entregó de nuevo a Alicia, diciendo: «iLe suplicamos acepte este elegante dedal!» Y todas las demás criaturas aplaudieron.
¿Verdad que era una regalo extraño?
Imagínate que te tienen que hacer un regalo de cumpleaños ¿prefieres que vayan al armario de tus juguetes y busquen la más bonita de tus muñecas y te digan: «¡Toma, mi amor, este precioso regalo por tu cumpleaños!» ¿O más bien te gustaría gue te regalen algo nuevo, algo que no tuvieras antes?
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