Fila de Cal (Ciudad Neily – San Vito)
Esta ruta comienza en Ciudad Neily (km 0; 50 msnm) de donde salimos con rumbo norte, debido a lo irregular del cuadrante es mejor preguntar por el camino hacia Agua Buena o San Vito, los pobladores de «Villa Neily» no dudarán en indicar la ruta correcta. La «villa» creció mucho en los últimos años, lo que entre otras cosas originó el cambio de rango, ostentando ahora —con todo derecho— el título de ciudad.
Ciudad Neily es algo así como la encrucijada en la que toman rumbo las personas que se dirigen hacia el sector de Coto, hoy sembrado de palma aceitera, los que van hacia el sector fronterizo (Paso Canoas, Laurel, La Cuesta, entre otros), o aquellos, como en el caso nuestro, que se dirigen hacia el «alto de los italianos».
No más saliendo de Neily comienza el fuerte ascenso por carretera que hoy tiene asfalto nuevo, pero que otrora fue el temor de muchos conductores, pues la famosa «Fila de Cal»; además de empinada y sinuosa, ofrecía dificultades en los materiales que la componían, por ello no era raro oír sobre derrapes o carros que terminaban en alguno de los múltiples barrancos que flanquean esta parte del camino.
En el kilómetro 5 del recorrido ya hemos subido lo suficiente como para ver un hermoso paisaje que tiene en primer plano Ciudad Neily, a un costado el cauce del río Corredores, del cual se observa un buen trecho, y al fondo se comienza a ver el Océano Pacífico, en su ingreso al Golfo Dulce.
En unas torres repetidoras hay un pequeño claro (km 9) donde es posible aparcar para ver un panorama impresionante, pues la altitud (570 msnm) permite apreciar perfectamente el Golfo, la península de Osa, Golfito, el sector de Zancudo y en días claros el mar abierto; ya en este punto estamos en lo que propiamente es Fila de Cal, a la derecha se aprecia un barranco grande donde corren diferentes afluentes que forman el río Corredores, mientras al otro lado del cañón se pueden ver muy cerca los cerros que sirven de límite entre Costa Rica y Panamá.
Al llegar a Campo Dos (km 12) el camino entra en algunos pequeños sectores con cobertura boscosa a los lados, por lo que la vista se limita un poco, además lo cerrado de las curvas impide poner mucha atención al paisaje; el ascenso se mantiene pronunciado y pasa por un caserío llamado Campo Dos y Medio, que sirve de límite cantonal entre Corredores y Coto Brus (km 13; 1020 msnm), luego de un ligero plano hay otro ascenso fuerte que termina en Campo Tres (km 16; 1096 msnm), donde un hermoso llano con ondulaciones da la bienvenida a un sector eminentemente cafetalero, actividad que se refleja en la prosperidad de las casas y otras infraestructuras como escuelas, plazas y locales comerciales entre otros, mientras tanto el clima cambió considerablemente volviéndose un poco más fresco (en sólo 16 kilómetros el cambio de nivel fue mayor a 1000 metros).
El próximo pueblo es Agua Buena (km 20) que hasta hace unos cincuenta años era el último pueblo del recorrido, a partir de aquí eran terrenos vírgenes para el hombre blanco, habitados por guaymíes, aquí fue la «cabeza de playa» para la colonización italiana en el valle de Coto Brus, hoy Agua Buena es un pueblo pujante, que al ritmo de la actividad cafetalera ve como sus pobladores tienen un nivel de vida mejor que los del resto de la zona Sur; aquí también está el cruce hacia Cañas Gordas pueblo limítrofe ubicado a sólo tres kilómetros hacia el oeste.
Luego de este punto la calle misma es un libro de historia reciente, pues su construcción fue parte del compromiso adquirido por el gobierno de Otilio Ulate con la Sociedad Italiana de Colonización Agrícola (S.I.C.A.), sin embargo la colonización del valle de Coto Brus avanzaba y la carretera no, por lo que la S.I.C.A. se vio obligada a asumir la construcción de dicha vía para poder comunicar la colonia con el resto del mundo, incluso los dineros aportados ($1250000) tuvieron problemas para que el estado diera su «fianza solidaria», por lo que al preguntársele a los técnicos de AID sobre las garantías que avalaban dicho préstamo contestaron: «La responsabilidad moral de la familia Sansonetti.»
Cuenta el Cdte. Vito Sansonetti en su libro «Quemé mis naves en estas montañas» que al llegar un camión GMC cargado con una de las plantas eléctricas a uno de los puentes rudimentarios (construidos con tucas cubiertas por costillones de palos volteados en los mismos cauces) el conductor se negó a cruzarlo, argumentando que el mismo no soportaría el peso, entonces el director Giulio Cesare se colocó debajo del puente y gritó «ahora sí, pase»,… y el camión pasó.
Antes de la construcción de la carretera, los suministros desembarcados en Golfito eran llevados en trenes de la Compañía Bananera hasta Corredores, luego en camión hasta Campo Tres y después de Agua Buena eran transportados en trineos hechizos jalados por tractores de oruga.
La carretera actualmente se mantiene con ondulaciones típicas de zona ligeramente montañosa, pasa por San Francisco (km 24) y Copal (km 25) ubicado poco antes del cruce que lleva hacia la Estación Biológica Cuatro Cruces lugar donde se efectúan múltiples trabajos científicos relacionados con el neotrópico.
En el sector de Linda Vista (km 28) está la parte más alta del camino (1245 msnm) donde es posible apreciar a lo lejos – hacia el sur – la serranía que cobija los sectores de Paso Real y El Brujo, mientras que al norte se ve ya muy cerca San Vito y sus alrededores, además se pueden identificar hacia el oeste las lomas que circundan Sabalito.
En Linda Vista comienza un pequeño descenso que se mantiene hasta a ingresar a la zona urbana (km 31) de los barrios de San Vito, pronto la calle pasa por el Seguro Social y el cementerio (km 32) para llegar finalmente al centro de San Vito (km 33; 1000 msnm), rematando en el centro cultural Dante Alighieri donde está el monumento erigido por los pioneros de la zona en honor al «pionero», con el cual se quiso recordar a todos los pioneros, «de cualquier nacionalidad de origen».
Hoy San Vito es un próspero centro urbano y comercial, cabecera de un vasto valle donde sincretizan varias etnias en una sola cultura auténticamente costarricense; desde aquí salen múltiples caminos hacia caseríos, pueblos, fincas y reservas biológicas de gran importancia para el país, un valle que hace sólo cincuenta años fue volteado a un costo de 130 colones la hectárea para asentar un nuevo pueblo.
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